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24/11/11

Sistemas electorales II: Listas abiertas o mayorías prefabricadas


El camino al infierno esta empedrado de buenas intenciones.

Las listas abiertas han sido reivindicadas a menudo por diversos colectivos como una manera de mejorar el sistema político español.

Entenderé que se refieren a la elección de Diputados y similares, pues contrariamente a lo que se comunmente cree existen dos sistemas de elección por listas abiertas en España. Analizando cada uno de ellos podremos analizar las debilidades y fortalezas de este sistema.
Pero antes, debemos definir que son listas abiertas, pues parece que aun queda algo de confusión al respecto.

Se denomina sistema de listas abiertas al sistema electoral por el cual cada partido presenta una serie de candidatos para una serie de puestos, y los votantes señalan que candidatos de los ofrecidos prefieren.
Nótese que hablamos de varios candidatos. El sistema de listas abiertas no se refiere a elecciones donde se debe elegir un solo puesto: Ese sistema se llama "elección uninominal" y debe ser tratado aparte porque genera sus propias dinámicas.

Así, tenemos las claves del sistema: el número de puestos a repartir y el número de personas a las que cada votante puede votar, además del número de votantes en esa elección (siempre relevante).

Con esto en la cabeza hablemos de las elecciones al Senado, el principal sistema de elección por listas abiertas de España.

El Senado ha presentado mayoría absoluta durante casi toda la democracia. Esto es así porque los votantes, generalmente, al votar a esta cámara dan todos sus votos a todos los candidatos ofrecidos por un partido, en vez de diferenciar entre unos y otros.
Al votar así, y teniendo en cuenta que normalmente se eligen 4 senadores por circunscripción* y cada votante puede elegir a 3, entonces el partido más votado normalmente recibe 3 senadores por provincia sea cual sea la diferencia o tipo de mayoría que haya obtenido .  

Dicho de otra manera, en unas elecciones al Senado un partido con el 31% de votos puede llevarse tres senadores (75%) mientras que otro partido con el 29% puede llevarse un senador (25%), tal como ha pasado en Barcelona.

Así tenemos las primeras claves de este sistema:
- Las listas abiertas no son un sistema proporcional. No están diseñadas para ello, sino para reflejar las preferencias de los votantes por candidatos concretos.
- La relación entre la cantidad de candidatos que puede elegir cada votante y la cantidad de puestos a repartir es muy importante. En una relación de 3 a 4 (3 candidatos elegidos por votante para repartir 4 puestos, una ratio del 75%) se genera mayorías ideológicas desproporcionadas. En una relación de 3 a 6 (50%) se tiende al bipartidismo. En una mayoría de 2 a 6 (33%) se tiende a divide la cámara en tres grupos.
En definitiva, la ratio entre candidatos y puestos tiende a fijar de antemano el equilibrio de la cámara.

En definitiva ¿Para que sirven las listas abiertas? ¿Realmente son tan horribles?

La clave esta en un segundo sistema electoral español que utiliza listas abiertas, menos conocido que el del Senado: Municipios menores a 250 habitantes y no sometidos a régimen de Consejo Abierto (Régimen Electoral General, art. 184).
En este ámbito también hay listas abiertas y, al parecer (No hay informes serios al respecto), no se genera un determinismo tan fuerte como en el Senado.

La diferencia, y la clave para entender la eficacia o no de las listas abiertas, esta en el conocimiento previo de los votantes. Al estudiar con detalle las elecciones al Senado, las únicas diferencias entre los candidatos (las únicas expresiones de preferencia) se dan en los entornos donde conocen a alguno de los candidatos, siendo premiados o castigados (¡P'os no se presenta el Alcalde al Senao! ¡P'os soy mucho del Frente Gnomo de Liberación, pero a ese desgraciao no lo voto hasta que me arregle la calle!), aunque nunca en la medida de cambiar la tónica general de mayorías prefabricadas.

En los municipios de 250 habitantes, en cambio, si se conocen todos y aunque obviamente aun puede haber una cierta preferencia ideológica, queda muy difuminada por la consideración de los vecinos respecto a los candidatos.

Resumiendo, quedan dos factores para entender la utilidad de las listas abiertas:
- La ratio entre personas votadas y puestos a repartir predispone el reparto de puestos.
- Solo el reconocimiento de los candidatos marca realmente la diferencia.
- Si no existe ese reconocimiento, o no es lo suficientemente relevante en la circunscripción, el sistema de listas abiertas conduce necesariamente a una situación de repartos prefabricados que solo beneficia a los partidos mayoritarios.

Por lo tanto, dejando a un lado el tema del ratio en el que cada uno tendrá sus preferencias (Personalmente lo dejaría al 50% y dejar que sean las diferencias candidato a candidato lo que marque la diferencia, aunque habrá quien prefiera algo más para predisponer mayorías y quien algo menos para predisponer minorías. Al gusto), la clave del asunto radica en el reconocimiento de los candidatos.

¿Y esto como se come?
Para analizar el reconocimiento de los candidatos, personalmente lo analizaría por tres factores:
* Tamaño de la circunscripción. Parece simple: cuanto más lejano, más difícil es tener un conocimiento cabal de lo que podemos esperar del candidato. El alcalde de Alcolea del Campo puede haber realizado una magnífica gestión allí, pero seguramente alguien de Vigo no se entere**.
* Número de candidatos que puedo elegir: Cuanto más personas tenga que elegir, más disminuye la posibilidad de conocer fehacientemente los méritos y defectos de cada una. Al final, a algunos los votaré por unas u otras razones y al resto lo votaré porque son los de mi partido, volviendo al antes explicado efecto de reparto prefabricado.
* Recursos de los candidatos: Obviamente, si el candidato sale todos los días en la tele, en la radio y tiene una foto de 5 por 5 metros en la puerta de mi casa, seguro que terminaré haciendome una idea sobre lo mal o bien que me cae.
Aunque lo mencione, este factor en realidad es neutral: Todos los sistemas de elección se ven afectados por la publicidad.

Así que resumiendo:
1. Cuanto más pequeña sea la circunscripción y menos votos tenga cada elector, mejor funciona el sistema.
2. Cuanto peor funcione, más posibilidades de que el sistema de listas abiertas se convierta en un reparto de prebendas preacordado donde decidimos cada cuatro años quien se lleva el 75% de los escaños.

Se puede concluir, pues, que es un sistema, como todos, que necesita de unas condiciones para funcionar. No es la panacea: bien montado puede ser un útil selector de personas capaces pero mal montado puede ser un chanchullo.

Personalmente considero que seria interesante ampliarlo a municipios mayores, hasta 10.000 habitantes, con un ratio sea de un 50% de elección y cada votante elija un número razonable de personas (no más de 5, en mi opinión).
Más allá de esto, sería difícil llevarlo a otras instituciones estatales por las razones arriba explicadas. La única manera de que funcionara realmente sería que se hicieran circunscripciones más pequeñas y manejables.
Lo que encierra sus propias trampas. Próximo post, sobre circunscripciones electorales.

* Excepto 3 por las islas mayores (Tenerife, Gran Canaria y Mallorca) donde cada votante puede votar a 2, 2 por Ceuta y Melila (Cada votante puede votar a 2) y 1 por las islas o conjuntos de islas menores  (Cada votante vota a 1)
** A su manera, se le puede considerar Coste de transacción.

23/11/11

Sistemas electorales I: En realidad, este mundo es injusto.



Paro al 25%, catástrofe del PSOE, mayoría absoluta del PP con más incógnitas que certezas, hundimiento de Europa a cámara lenta.
¿Que mejor momento para hablar de sistemas electorales?

El sistema electoral actual no es bueno, y debe cambiar. Si me lo hubieran preguntado hace seis meses no lo habría afirmado tan rotundamente, porque para un verdadero cambio se debe modificar la Constitución y, bueno, hace seis meses parecía sagrada. No obstante, tenemos otros problemas. Quizás no deberíamos gastar mucho tiempo en esto.

Por otro lado, hay una petición en Actuable que bajo el lema “Un ciudadano, un voto”, pide:
“Por favor, reforme la ley electoral para que se respeten mis derechos fundamentales: promueva la creación de la circunscripción electoral única.”
Muchas personas añaden a esta petición que esa circunscripción única sea acompañada con un sistema proporcional puro.
Obviaremos el detalle que, posiblemente, no se puedan cumplir esas condiciones modificando sólo la Ley Electoral.

En las próximas entradas hablaré unas cuantas cosas sobre circunscripciones, sistemas de reparto, detalles importantes a la hora de decidir un sistema electoral y sistemas electorales, y en el último hablaré de algunas propuestas que sí me gustan.

Después de esto, unas nociones previas:

En las elecciones a Poldavia se dan los siguientes resultados:

Facción Gnoma de Jardines (FGJ) 45 diputados.
Frente Troll de Foros (FTF) 44 diputados.
Ciudadanos que Pasaban por Ahí (CPA) 2 diputados.

¿Quien tiene más poder a priori?

La respuesta correcta es todos. Cualquiera que sea la situación, se necesitan dos partidos para formar un pacto estable (46 diputados).
Da igual que el CPA sea minúsculo comparado con los otros dos: El CPA tiene tanto la sartén por el mango como los otros dos.

Esto es un ejemplo chusco de la Paradoja de Arrow que viene a decir que no existe sistema que evite situaciones así. El grito que escucháis de fondo es un sociólogo tirándose de los pelos por semejante explicación. Me he saltado explicar condiciones y esas cosas.

Con estos antecedentes, veremos que todo sistema electoral tiene dos maneras de ser injusto: con un desequilibrio representativo (Justo lo que se esta denunciando ahora: que el 10% de votos no se corresponda con el 10% de escaños) y un desequilibrio de poder (Que el 10% de escaños tengan un 30% de poder)*.
Este ultimo estaba de moda en los tiempos en lo que Aznar hablaba catalán en la intimidad y el tripartito, en los que se observaba que partidos relativamente pequeños (normalmente nacionalistas) se hacían con grandes concesiones.**
Una manera de resolver este último desequilibrio (Volved a leer el enlace de la Paradoja de Arrow) es que el reparto de poder se haga entre dos, por lo que el legislador tiende a crear incentivos para el bipartidismo de manera más o menos descarada.

Así, un sistema electoral fluctúa entre dos injusticias sistémicas, y normalmente debe elegir o entre fluctuar entre las dos o resolver totalmente una y potenciar totalmente la otra. Dicho en sociologués, un tradeoff.  

Pues bien, un sistema electoral de distrito único y proporcional es casi totalmente justo en la parte representativa, y totalmente injusto en la parte legislativa.
Para ello, aunque hablaré después con más detenimiento, hay que darse cuenta que lo de “Así habría sido el parlamento con el voto proporcional y distrito nacional” es mentira. Las reglas del juego modifican el juego, y mucho voto útil dirigido a los dos partidos mayoritarios se habría disgregado en otros partidos. El parlamento habría estado mucho más dividido, y aunque ahora con la mayoría absoluta pueda parecernos agua de mayo un poco más de variedad, lo que se haría sería sustituir un problema por otro. La excesiva división de un parlamento conlleva en sí la posibilidad de que grupos con un 5% de representación sean las autenticas llaves del poder.
Romano Prodi, por ejemplo, tuvo que finalizar su gobierno en 2008 por la retirada de apoyo de un partido con el 1,39% de votos. En Belgica llevan como un año sin formar gobierno por ser incapaces de pactar.

Es importante visualizar, como he dicho al principio, que el sistema actual también es injusto. La trampa radica en que, en realidad, todo sistema electoral es injusto. Y lo que pasa es que para arreglar un sistema electoral bastante injusto en la faceta representativa y algo injusto en la faceta legislativa se esta proponiendo un sistema electoral muy injusto en la faceta legislativa y apenas injusto en la faceta representativa.

Puede haber personas, que de todo hay en la viña del señor, que no tengan problemas con esto, pues en sus valores la representatividad este algo muy por encima de la gobernabilidad, pero me gustaría suponer que hay personas que, como yo, están preocupadas por el déficit representativo pero no a cambio de destruir la posibilidad de gobernar con cierta estabilidad.

Por ello dedicaré las siguientes entradas a hablar sobre detalles de estos sistemas. Por de pronto próximamente me despacho (o no) con las listas abiertas.

* Una manera de evaluar ese poder: http://www.eumed.net/cursecon/8/juegos_ctu.htm
** Se puede argumentar que con el sistema actual aun tenemos ese problema, y es cierto. Como vengo diciendo, no es perfecto. Lo que sucede es que con el distrito estatal+proporcionalidad pura multiplicamos ese problema por diez.